Esta es la iglesia más grande e importante de las dedicadas en Roma a la virgen María, además de ser la mayor de Occidente dedicada al culto mariano.
Como curiosidad, comentar que está construida sobre un antiguo templo pagano dedicado a la diosa Cibeles.
El Papa Liberio ordenó construir este santuario tras una aparición de la Virgen María ante un patricio local y su esposa, a quienes sorprendió una nevada poco común el 5 de Agosto del año 358 que dibujó la silueta de la iglesia en lo más alto del monte Esquilino, por lo que también se la conoce como Nuestra Señora de las Nieves.
En el siguiente plano podéis ver los horarios de misas y los lugares más importantes para visitar en la basílica, entre los que destacan:
- El ábside
- Sacra Culla
- Tumba de Bernini, situada a la derecha del altar mayor
- Capilla Paolina
- Capilla Sixtina
- Battisterio
- Mosaico de la Logia de la Bendición en la entrada principal
- El artesonado del techo
- Los mosaicos del pavimento
Nada más entrar a la basílica, nos encontramos a la derecha la capilla bautismal, el Battisterio, dónde podemos contemplar la fuente bautismal con el relieve de La Asunción de la Virgen, una de las primeras obras del gran Bernini.
Las decoraciones de la nave central están hechas con los primeros cargamentos de oro traídos por Colón desde América, y son un regalo de los Reyes Católicos al Papa Alejandro VI. Entre las ventanas y las columnas que separan las 3 naves principales de la basílica, podemos ver una serie de mosaicos sobre la vida de la Virgen María.
Al finalizar la nave, y antes de llegar al altar mayor, nos encontramos con dos capillas:
La capilla Paulina situada a la izquierda que contiene las tumbas de los Papas Pablo V y Clemente VIII.
La capilla Sixtina, dedicada al Santísimo Sacramento y dónde está enterrado el Papa Sixto V.
Delante del altar mayor se encuentra la Cripta de Belén, dónde podemos ver una estatua del Papa Clemente IX arrodillado ante la Sacra Culla, una urna de cristal en la que se conservan las reliquias de unas piezas de madera que podrían pertenecer al pesebre utilizado en el nacimiento del niño Jesús.
Al final de la basílica nos encontramos el baldaquino bajo el que se sitúa el altar mayor en el que tan solo el Papa y algunos sacerdotes pueden celebrar misa, y la bóveda del ábside, dónde está representada la coronación de la virgen y los momentos más importantes de su vida.