En una de las siete colinas sobre las que se levanta la ciudad de Roma, la colina Capitolina, nos encontramos con un complejo arquitectónico cuyas construcciones están separadas por varios cientos de años, pero que atraen a miles de turistas por igual gracias a la majestuosidad de sus construcciones y a las colecciones que podemos encontrar en el interior de sus edificios; son el Campidoglio y el monumento a Vittorio Emanuele.
Anteriormente a la construcción del Campidoglio y el monumento a Vittorio Emanuele, esta zona era llamada Monte de Saturno, ya que aquí se levantaba un templo dedicado a la mayor deidad de Roma en esos tiempos, y del que podemos ver algunos restos cuando visitemos el Foro Romano.
Al estar situado junto al Foro Romano, era una zona realmente importante de la vida política y religiosa de Roma en la antigüedad, pero la mayoría de los edificios que hoy podemos ver datan del Siglo XVI, a excepción de la Basílica de Santa María in Aracoeli (S. XII), Palacio Senatorio (S. XII) y el Monumento a Vittorio Emanuele (S. XX), conformando el auténtico kilómetro 0 de Roma.
Campidoglio:
La Plaza del Capitolio o Piazza del Campidoglio, está situada en lo más alto de la Colina Capitolina.
Fue proyectada por el genio renacentista Miguel Angel Buonarroti, que diseñó todos los detalles de la misma, desde el pavimento hasta los nuevos palacios que delimitarían la plaza, rediseñando algunos de los ya existentes y solucionando el problema del desnivel entre la Piazza d'Aracoeli y el Campidoglio con el diseño de la elegante escalinata de la Cordonata, en la que podemos ver dos grandes estatuas de los Dioscuros Castor y Pólux en la parte final.
Una vez en la Piazza Capitolina, nos encontramos a la derecha el Palazzo dei Conservatori, sede de los museos capitolinos, enfrente el Palazzo Senatorio, sede del ayuntamiento de Roma, y a la izquierda la fachada del Palazzo Nuovo con la iglesia de Santa María in Aracoeli situada justo detrás. En el centro de la plaza podemos ver una reproducción de la estatua ecuestre de Marco Aurelio.
Los museos capitolinos son los segundos más importantes de Roma, sólo por detrás de los museos Vaticanos. En su interior podemos ver la estatua ecuestre original de Marco Aurelio que hay en la plaza, los restos del templo de Júpiter o la famosa loba capitolina, el símbolo de Roma que representa a la loba que amamantó a los hermanos gemelos Rómulo y Remo, los fundadores de la ciudad de Roma en el Siglo VII a.c.
Hay una réplica en la salida de la izquierda de la plaza hacia el foro Romano.
Podéis encontrar toda la información necesaria para visitar los museos capitolinos en la siguiente web: http://es.museicapitolini.org/
También os recomiendo disfrutar de las vistas al foro Romano o a la piazza d'Aracoeli, dónde podemos comprobar cómo todo el complejo capitolino está orientado hacia el vaticano, el centro político de la ciudad de la época y cuya cúpula de la Basílica de San Pedro se puede contemplar desde aquí.
Monumento a Vittorio Emanuele II:
Este enorme monumento que se levanta en la Piazza Venezia, fue construido a finales del S. XIX-principios del XX como homenaje al Rey Victor Manuel II, artífice de la unificación Italiana.
Aunque en un principio el monumento no parecía encajar en la clásica arquitectura de la ciudad de Roma y era mal visto por sus ciudadanos al haberse tenido que destruir un barrio medieval para poder construir este edificio, poco a poco ha ido ganándose la reputación y respeto de todo el mundo gracias a ser un importante polo de atracción turística y a la construcción del Museo del Risorgimiento, dedicado a la historia de la unificación italiana, gratuito aunque no muy interesante para los turistas.
También ha ayudado su situación privilegiada para contemplar monumentos cercanos como el Campidoglio, los Foros o el propio Coliseo desde sus terrazas situadas a una altura máxima de 70 metros.
El acceso a la más alta de las terrazas situada junto a las cuádrigas, se realiza mediante ascensores panorámicos al "módico" precio de 7€, así que nos conformamos con las estupendas vistas que podemos contemplar desde el resto de terrazas gratuitas del monumento.
Justo debajo de la colosal estatua ecuestre de Victor Manuel II, se encuentra la tumba al soldado desconocido, que desde 1921 acoge los restos de un soldado sin identificar muerto en la Primera Guerra Mundial.
En una de las terrazas más cercana a la calle, dos soldados hacen guardia permanentemente junto a la tumba y dos pebeteros con una llama que se mantiene siempre encendida.
Si durante el día los reflejos del mármol blanco que recubre todo el monumento lo hacen visible desde media Roma, por la noche la iluminación artificial lo hace destacar entre el resto de edificios colindantes.
Estas son sin duda dos visitas imprescindibles en nuestro recorrido por la zona más monumental de Roma.
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