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Diario de un viaje a China: contrastes de Shanghai

Hoy nos espera un día intenso en Shanghai. Recorremos parte de la ciudad antigua visitando los jardines Yu, la Shanghai Old Street o el mercado de antigüedades Fuyou Lu.
Desde allí caminamos rumbo al río Huangpu entre callejones formados por viviendas humildes que han sobrevivido (de momento) al boom inmobiliario de los grandes rascacielos residenciales que se erigen a escasos metros y que muestran de manera un tanto cruel las enormes diferencias existentes entre las distintas clases sociales de Shanghai.
Por la tarde, hacemos nuestras primeras compras en el mayor mercado de falsificaciones imitaciones de la ciudad y terminamos el día a 330 metros de altura en el prestigioso bar Cloud 9 situado en la planta 87 de la Torre Jin Mao.

Jardines de Yuyuan

A continuación encontrarás el relato completo de nuestro decimocuarto día en China...


Este es un mapa con el recorrido aproximado que hicimos por la mañana y la situación de todos los lugares que visitamos en este día:



Durante el desayuno en el hostel, conocimos a una pareja de españoles que nos aconsejaron sobre algunas visitas de Shanghai y alrededores, pero mientras el chaval nos contaba varias anécdotas de un viaje anterior por China, me di cuenta de que alguna de las historias que nos estaba contando se parecían mucho a las que había leído en uno de los blogs que nos habían servido para organizar nuestro viaje a China.
Efectivamente, cuando le preguntamos si él tenía un blog de viajes en el que contaba su experiencia por China junto a otros tres amigos dijo: ¡pues claro!, así que no me digáis que el mundo no es un pañuelo, porque esto es la prueba más evidente que os puedo ofrecer ;)
Desde aquí le mando un saludo al autor de los blogs: http://binghuozhidi.wordpress.com/ y http://shanghai2pekin.wordpress.com/

A las 10 de la mañana y tras despedirnos de este "viejo desconocido" comenzamos a pasear por las calles aledañas al hostel rumbo a la ciudad vieja de Shanghai.
Atravesamos mercadillos, mercados y casas utilizadas como tiendas por zonas en las que éramos los únicos occidentales entre los miles de shanghaianos que vivían inmersos en sus quehaceres diarios.
Chatarreros, panaderos, fruteros o peluqueros levantaban la vista cuando pasábamos junto a ellos, pero unos nos saludaban amistosamente, otros nos ignoraban, algunos nos miraban sorprendidos y otros intentaban hacer negocio al ofrecernos algunos de los servicios o productos que tenían expuestos.

Al cabo de unos 30 minutos salimos a una calle principal presidida por varios edificios residenciales de unas 30 plantas que marcaban el inicio de la ciudad antigua y sus concurridas calles comerciales.

Ciudad antigua Shanghai

Aquí entramos en muchas de sus tiendas, dónde se pueden encontrar todo tipo de recuerdos de la ciudad, tiendas de contenido religioso, otras en las que únicamente venden barritas de incienso, tiendas de antigüedades, jugueterías...

Ciudad antigua Shanghai

Toda esta zona es como una máquina del tiempo que nos transporta a la Shanghai de primeros del siglo XX, ajetreada y bulliciosa pero alejada de la cosmopolita y casi futurista megalópolis que ha surgido en las últimas décadas. No obstante, la mayoría de edificios antiguos se han renovado completamente para convertirse en gigantescas tiendas de souvenirs y productos tradicionales.

Ciudad antigua Shanghai

El tiempo pasa volando mientras caminamos entre las casas, comercios y templos de esta animada área comercial...

Ciudad antigua Shanghai

...pero te obliga a detenerte al acercarte a uno de sus lugares más emblemáticos, la famosa Casa del Té y el puente en zigzag o Puente de las Nueve Curvas.

Ciudad antigua Shanghai

Según la tradición China los demonios y malos espíritus solo saben caminar en línea recta, así que construyendo un puente en zigzag tanto la casa de té como los jardines de Yuyuan estarían protegidos.
Sin embargo, lo que no ha conseguido impedir este curioso puente es que cada día miles de turistas lo abarroten mientras se dirigen a las taquillas de los jardines caminando sobre un estanque plagado de peces rojos y se fotografíen con algunas de las construcciones que rodean el estanque, tanto de la arquitectura tradicional china...

Ciudad antigua Shanghai

...como de los modernos rascacielos de la cercana ciudad financiera de Pudong que sobresalen tras los árboles situados en el interior de los jardines de Yuyuan.

Ciudad antigua Shanghai

De nuevo hicimos uso de los carnets de estudiante y la tarjeta ISIC para conseguir un descuento en las entradas a los Jardines de Yuyuan. El precio normal es de 30 yuanes (4€), pero podéis dejarlo en tan solo 15 yuanes presentando vuestros carnets.

Estos jardines se construyeron a mediados del siglo XVI por Pan Yunduan, un rico funcionario del emperador que creó una zona ajardinada para sus ancianos padres inspirándose en los jardines imperiales situados en la Ciudad Prohibida de Pekín.

Jardines de Yuyuan

Este es el típico jardín que aparece en muchas pinturas chinas, y como pudimos comprobar, contiene muchos de los elementos que asociamos a un jardín oriental, como por ejemplo farolillos rojos colgando de tejados tradicionales acabados en punta, lagos con peces rojos, sauces llorones, muros con puertas redondas, puentes de madera...

Jardines de Yuyuan

Mucha gente viene aquí a pasear, a dar de comer a los peces o simplemente a disfrutar con la tranquilidad y la belleza de cada uno de sus rincones, aunque seguramente la primera hora de la mañana debe ser el mejor momento para visitar estos jardines, ya que es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad y a mediodía se llena bastante de gente.

Jardines de Yuyuan

Aunque todo el jardín merece la pena, no os podéis perder la rocalla, el pabellón donde está la gran piedra de Jade o el impresionante muro perimetral que recuerda a la cola de un dragón.

Jardines de Yuyuan

Para mí, estos jardines son una de las visitas imprescindibles cuando se viaja hasta Shanghai, así que no os lo podéis perder!

Al salir de los jardines estuvimos un rato caminando sin rumbo fijo por los callejones que rodean los jardines disfrutando con las fachadas de las casas construidas durante las dinastías Ming y Qing, pero poco a poco nos fuimos alejando de esta zona rumbo a los muelles más antiguos de Shanghai, la zona de Shilipu Dock.

De camino hacia allí pasamos por la puerta de una casa-tienda (jamás sabremos lo que era) en cuyo escaparate se exponían decenas de figuras de anime y manga que harían temblar la visa de cualquier otaku. Los amantes de los legos y caballeros del zodiaco también tenían aquí su particular "El Dorado", y como en nuestro grupo viajaban dos apasionados de este mundillo, abrimos la puerta y entramos... ¡en el comedor de una familia!

Nada más vernos entrar pusieron una sonrisa de oreja a oreja y en sus ojos apareció en símbolo del dólar, así que en menos de un minuto apartaron la mesa donde estaban comiendo y los comensales se dispersaron hacia otras estancias de la vivienda para dejarnos vía libre para buscar y rebuscar alguna ganga, pero los precios eran bastante similares a los occidentales y no estaban muy por la labor del regateo, así que tras unos minutos de incertidumbre, acabamos saliendo con las manos vacías.

Casi llegando a nuestro destino nos adentramos por una callejuela de viviendas muy humildes...

Contrastes de Shanghai

...que contrastaban enormemente con los gigantescos y lujosos bloques de apartamentos situados al otro lado de la calle. De nuevo, el Shanghai de los contrastes llevado al extremo.

Contrastes de Shanghai

Aquí, en segunda línea del río, se levantan enormes edificios residenciales en cuyos aparcamientos pudimos ver Ferraris, Bentley o BMW, así que os podéis hacer una idea del nivel de sus habitantes. En una inmobiliaria cercana, vimos el anuncio de alquiler en uno de estos edificios. El precio, 15000 yuanes al mes, o lo que es lo mismo 1800€. Y no era de los más caros, ya que vimos algunos de hasta 50000 yuanes pero que no sabíamos dónde estaban ubicados.

Delante de estos edificios nos encontramos con antiguos almacenes y naves industriales que daban servicio al muelle más antiguo de la ciudad, Shilipu Dock, que se están reformando y reutilizando como restaurantes, tiendas de moda o galerías de arte.

Shilipu Dock height=

Si os soy sincero no merece la pena venir expresamente a visitar esta zona. Intentamos comer en alguno de los restaurantes que encontramos pero eran todos bastante caros o estaban cerrados. A lo mejor con el tiempo y según vayan abriendo más locales merezca la pena pasarse, así que os recomiendo informaros bien antes de visitar los Shilipu Dock.

Se acercaba la hora de comer, así que empezamos a caminar en dirección al Bund, pero a la media hora nos dimos cuenta de que todavía nos faltaba bastante para llegar hasta allí, así que cogimos dos taxis hasta el inicio de la calle peatonal de Nanjin Road, dónde nos fuimos a comer a un Pizza Hut en el que aprovechamos para descansar de la caminata de la mañana y planificar el resto del día.

Mientras ojeábamos el plano de Shanghai vimos un anuncio del Fake Market o mercado de falsificaciones que está situado en los bajos del Museo de Ciencia y Tecnología de Shanghai, así que después de 14 días en China, decidimos pasar la tarde adentrándonos en el mundo de las falsificaciones y el regateo extremo.

Desde Nanjin Road no se tarda nada en llegar. Nos subimos en la parada de metro de East Nanjin Road (línea 2) y fuimos directos hasta la estación de Shanghai Science and Tecnology Museum.

El metro de Shanghai es muy sencillo de utilizar. Para sacar el billete, hay que dirigirse a las máquinas expendedoras situadas antes del control de seguridad. Lo primero que haremos es cambiar el idioma de los menús al inglés, y a continuación elegir la línea en la que está situada la estación de destino.

Al pulsar sobre la línea se muestran todas las estaciones, así que buscamos la parada en la que nos bajaremos y tras seleccionarla nos aparecerá en pantalla el importe del viaje, que depende del número de paradas y la distancia.
El precio normal para moverse por la zona central de la ciudad es de 3 yuanes por trayecto (0,40€ aprox.)

Metemos las monedas o billetes (no tiene por qué ser el importe exacto) y nos saldrá una tarjeta con la que nos dirigimos a los tornos de acceso. Para entrar, sólo tendremos que pasar la tarjeta y esperar a que la luz se ponga verde. Ahora sólo queda bajar al andén y coger el metro en el sentido correcto, aunque es muy sencillo porque hay numerosos carteles (en chino y en inglés) en los que aparecen las siguientes estaciones hacia las que se dirige el metro.

Todos hemos visto imágenes del metro de Shanghai con andenes abarrotados y policías que controlan y dirigen a las mareas humanas, así que íbamos mentalizados para encontrarnos un suburbano agobiante y atestado de viajeros, pero nada más alejado de la realidad. No sé si sería por la hora, pero tanto el andén como los vagones estaban prácticamente vacíos.
A las 15:30 nos bajamos en la estación de metro de Shanghai Science and Tecnology Museum, y ni siquiera tuvimos que salir a la calle para encontrarnos con el mercado que íbamos buscando, ya que nada más cruzar los tornos de salida (en los que hay que meter la tarjeta que sacamos en la estación de origen) nos topamos de frente con las primeras tiendas.

Cuando vimos el plano de situación del mercado nos asustamos, y es que está dividido en cuatro enormes zonas que rodean la estación de metro. Como nos conocemos, decidimos quedar cada hora en este mismo lugar para reencontrarnos, porque lo más probable era que a los 10 minutos estuviésemos cada uno en una punta del mercado regateando a muerte por unas camisetas o zapatillas de imitación.

Para no alargarme demasiado os diré que aquí podéis encontrar falsificaciones de prácticamente cualquier producto que os podáis imaginar. Desde camisetas o zapatillas hasta tarjetas de memoria, cámaras fotográficas, relojes de lujo, maletas, móviles, mp3, videojuegos, bolsos... así que hay de todo, y para todos los gustos.

Aquí no hay un precio marcado en una etiqueta, bueno si que lo hay pero es prácticamente decorativo, porque este es un mercado al que se viene a regatear, y mucho.

Si no os gusta el regateo tenéis dos opciones. Pagar lo que os pidan (timo asegurado) o marcharos.

El proceso de compra es muy similar al de países como Marruecos o Egipto, y consta básicamente de los siguientes puntos:
  1. Te interesas por un artículo y preguntas el precio
  2. El vendedor te pide un precio desorbitado y muy parecido al del producto original
  3. Le dices que de ninguna de las maneras, que eso es muy caro
  4. Te dice que cuanto quieres pagar
  5. Le ofreces un precio ridículo, por ejemplo el 10% o 20% de lo que te pide
  6. El vendedor te dice que estás loco, que quieres matar de hambre a sus hijos, que eres un rácano...
  7. Sales de la tienda
  8. Te ofrecen un nuevo precio
  9. Te haces el ofendido, le dices que no y subes un poco el precio que habías dicho al principio
  10. Repetir los puntos 6 al 9 hasta llegar a un acuerdo
Este proceso se puede alargar hasta 30 minutos, pero al final se puede conseguir un precio razonable, aunque hay que tener claro que por muy bien que hayáis regateado, os estarán cobrando de más, pero tampoco hay que obsesionarse con intentar bajar 10 yuanes, porque estamos hablando de pagar un euro más o un euro menos.

Algunas veces se plantan en un precio y no bajan más, así que el último cartucho que nos queda es marcharnos de la tienda y empezar a caminar hacia otra tienda dónde vendan los mismos artículos. Si todo va bien, mientras te alejas te llamará aceptando tu precio o bajando algo más el que te estaba ofreciendo.

Al final pasamos 3 horas por aquí. Algunos salieron con bastantes bolsas y otros como yo, sólo terminamos comprando un par de zapatillas New Balance.
Para que os hagáis una idea, empezaron pidiéndome 350 yuanes (42€) y el precio que terminé pagando fue de 80 yuanes (9€) tras muchos regateos y comprando dos pares de zapatillas junto a otro miembro del grupo.

Cuando salimos a la superficie ya estaba anocheciendo, así que dimos una vuelta rápida por la inmensa plaza situada sobre el mercado antes de coger el metro de vuelta al hostel para dejar las compras.

Unos minutos de relax y de nuevo nos lanzamos a las calles de Shanghai rumbo a Nanjin Road. Allí encontramos más ajetreo de gente que el día anterior y es que había varios grupos que estaban realizando actividades diversas. Por lo que pudimos comprobar también en Pekín, debe ser muy normal quedar en plazas y parques de las ciudades para hacer Tai Chi o bailar.

En esta ocasión el grupo que captó nuestra atención en la principal calle comercial de Shanghai era uno formado por unos 30 indivíduos que bailaban al son de una pegadiza melodía china mientras otras tantas personas les observábamos con curiosidad.
Al final, dos de las chicas del grupo se animaron y se unieron a este baile colectivo en mitad de Nanjin Road, pero con lo que no contaban era con que de vez en cuando había cambio de parejas, así que cada una de ellas acabó bailando e intentando seguir la coreografía improvisada por los dos simpáticos chinos que se convirtieron en sus parejas de baile.

Tras esta experiencia, continuamos hasta el Bund para echar un vistazo al impresionante skyline de la ciudad financiera situada al otro lado del río Huangpu.
Desde allí cogimos dos taxis hasta una de las torres más emblemáticas de esa zona, la Jin Mao Tower.

Este lujoso rascacielos de 420 metros de altura que se asemeja a un tronco de bambú alberga en su interior oficinas, restaurantes y el lujoso hotel Gran Hyatt, pero ninguno de estos lugares son los que nos habían hecho venir hasta aquí.

A 340 metros de altura en la planta 88 hay un mirador desde el que se puede contemplar a vista de pájaro toda la ciudad. El precio de la entrada es de 100 yuanes (12€ aprox.) y desde allí también se puede ver el espectacular atrio del hotel Gran Hyatt, un hueco de 30 plantas y 150 metros de profundidad.

Nosotros no llegamos a subir a este mirador, ya que leímos en los foros que por el mismo precio de la entrada al mirador te podías tomar una copa en el prestigioso Cloud 9, un bar situado una planta más abajo en el piso 87, y disfrutando de las mismas vistas de la ciudad, así que ahí nos plantamos después de una vertiginosa subida en ascensor que hicimos en tres tramos.

Los precios son desorbitados para ser China, pero sólo algo más caros que en España. Por ejemplo el mojito que me tomé en verano de 2012 me costó 80 yuanes (9€), pero hay que entender que en cierto modo estás pagando la exclusividad y las vistas que tienes desde los 330 metros a los que está situado este impresionante Sky Bar con vistas panorámicas y música en directo.

Jin Mao Tower

Antes de marcharnos, nos dimos una vuelta por todo el perímetro del bar contemplando las espectaculares vistas sobre el Bund y los rascacielos cercanos, así que por el mismo precio que hubiésemos pagado por subir una planta más arriba, nos tomamos una copa tranquilamente con la ciudad de Shanghai a nuestros pies.

Jin Mao Tower

Desde aquí, cogimos un taxi hasta el hotel y dimos por terminado un día agotador en el que pudimos ver y sentir los enormes contrastes de Shanghai.


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