Pasó de ser un poderoso y próspero núcleo comercial a terminar sepultada bajo las arenas del desierto durante siglos, aunque gracias a las labores de restauración llevadas a cabo desde 1920, hoy podemos caminar de nuevo entre los restos de una de las ciudades romanas más importantes y mejor conservadas de todo Oriente Próximo.
Situada al norte de Jordania en un fértil valle habitado desde la Edad de Bronce, Jerash no comenzó a adquirir relevancia hasta tiempos de Alejandro Magno. Al estar ubicada estratégicamente sobre una colina y junto a un río que proporcionaba un suministro constante de agua durante todo el año, algo muy difícil de conseguir en un lugar tan desértico como éste, la antigua Gerasa se convirtió en un importante mercado agrícola y lugar de paso obligado para las rutas comerciales de la época.
Tras la conquista romana en el 63 a.C. se integró en la provincia romana de Siria y posteriormente en la Decápolis, trayendo a Gerasa la prosperidad y un gran desarrollo económico que la hizo alcanzar los 20.000 habitantes. Durante varios siglos los diferentes emperadores romanos fueron dotando a la ciudad de mayores y mejores infraestructuras, nuevos templos y suntuosos edificios que la convirtieron en una de las urbes más importantes de la región.
El declive de Gerasa comenzó en el 273 d.C con la destrucción de Palmira, otra importante ciudad comercial con la que compartía numerosas rutas terrestres de caravanas que desaparecieron a la par que el comercio marítimo por el Mediterráneo y el Mar Rojo comenzó a desarrollarse con fuerza. Durante el Imperio Bizantino se construyeron varias iglesias y se intentó impulsar de nuevo la ciudad, pero los Persas volvieron a sumirla en la oscuridad tras su conquista.
Bajo el dominio del Califato Omeya consiguió disfrutar de un corto periodo de prosperidad, pero Gerasa jamás volvería a recuperar el esplendor de antaño, ya que un devastador terremoto asoló la ciudad en el año 746 reduciéndola a escombros, y desde entonces, únicamente durante las cruzadas y en algunos momentos posteriores muy puntuales, los pocos edificios que quedaron en pie fueron utilizados esporádicamente.
Tras esta pequeña introducción histórica creo que sería una buena idea que le echéis un ojo al siguiente plano del sitio arqueológico de Jerash para que os hagáis una idea de dónde están ubicados los principales lugares de interés que veremos a continuación.
Tras comprar la entrada, accedemos al recinto por la puerta sur atravesando un bazar no muy grande pero en el que no resulta complicado perderse.
Lo primero que nos encontramos es el Arco de Adriano, construido en el año 129 a.C. para conmemorar la visita del emperador romano Adriano a la entonces llamada Gerasa. Sus grandes dimensiones lo convirtieron en la entrada principal a la ciudad por el sur, y es que el arco central mide nada más y nada menos que 13 metros de altura. Algo que nos llamó la atención fue que la base de las columnas estaban talladas y decoradas con motivos florales, algo que hasta entonces sólo habíamos visto en los capiteles (zona superior de las columnas y pilares).
Unos 50 metros después nos asomamos a unas ruinas situadas a la derecha para contemplar un magnífico mosaico muy bien conservado y que no estaba delimitado por ningún tipo de valla o elemento de protección. ¿Por qué?
Prácticamente desde el mismo momento que atravesamos el Arco de Adriano, un muro de apenas 5 metros de altura se elevaba a nuestra izquierda. Allí encontramos una puerta abierta por la que entramos.
Tras ella se escondían los restos de un enorme hipódromo de 245 metros de largo y 52 de ancho con capacidad para 15000 espectadores en el que se celebraban todo tipo de competiciones deportivas, carreras de caballos, peleas de gladiadores, carreras de cuadrigas...
Bajo un sol de justicia seguimos caminando por un desangelado camino de tierra que nos condujo hasta el centro de visitantes, dónde por fin nos pidieron la entrada que habíamos adquirido anteriormente.
En el edificio que hay a mano derecha bajando las escaleras podéis pedir un folleto informativo de las ruinas o entrar al baño. Nosotros no vimos ningún otro servicio en todo el recorrido, así que tenerlo en cuenta "por si acaso".
En las inmediaciones del centro de visitantes se puede contemplar parte de la muralla construida por el emperador Diocleciano en el siglo IV y otra puerta muy parecida al Arco de Adriano que también tiene sus columnas talladas tanto en su base como en la zona superior.
Cruzamos la puerta y continuamos nuestro recorrido junto a otra sección de la muralla y los cimientos de varias viviendas y comercios.
Tras pasar bajo un nuevo arco sobre el que se encuentra la escalinata que da acceso al templo de Zeus...
...llegamos a una amplísima plaza ovalada rodeada por una imponente columnata que seguramente era el centro neurálgico de la antigua Gerasa.
No está muy claro cuál era la función de este enorme espacio público, pero la teoría más aceptada es que se trataba de un mercado, aunque hay quien asegura que esta plaza formaba parte del recinto sagrado dedicado a Zeus, la divinidad principal de la ciudad cuyo templo se erige frente a esta explanada y al que se puede acceder a través de una majestuosa escalinata que termina en la plaza.
Si alguno ha visitado la Plaza de San Pedro del Vaticano, encontrará similitudes más que evidentes tanto en la forma de la plaza como en la columnata exterior o su suelo pavimentado, y eso que a ambas las separan nada más y nada menos que ¡1600 años!
A partir de este punto comprendemos por qué Jerash es una de las visitas indispensables no solo de Jordania, sino de todo oriente medio. Es difícil encontrar una ciudad greco-romana tan bien conservada como esta, lo que facilita y mucho imaginarnos como podía ser esta ciudad en su época de mayor apogeo: un incesante ir y venir de mercaderes que vendían en Gerasa los productos cultivados en el fértil valle dónde se ubicaba y dónde además se comerciaba con los productos procedentes de las otras ciudades de la Decápolis y el resto del Imperio Romano, así como de ciudades relativamente cercanas que estaban ubicadas en la ruta de la Seda, como por ejemplo la ciudad Siria de Palmira.
Desde la plaza ovalada parte la arteria principal de la antigua Gerasa: la avenida de columnas o Cardo Massimo. El pavimento sobre el que pisamos es el original, y de hecho en algunos puntos se pueden ver perfectamente los surcos dejados por el incesante paso de los carruajes. Ante nosotros, una espectacular avenida de 800 metros de longitud a cuyos lados se construyeron decenas de viviendas, comercios, templos...y bajo nuestros pies, un sistema de alcantarillado que servía para drenar el agua de la lluvia a través de los múltiples agujeros que hoy en día todavía son visibles a ambos lados de la calle.
A nuestra derecha y sobre una pequeña colina rodeada por árboles se encuentra el museo de Jerash, cuya entrada es gratuita.
Avanzamos unos metros más por el Cardo hasta llegar a la entrada del Macellum o ágora (plaza del mercado). Allí nos encontramos con una amalgama de restos de diferentes épocas, ya que algunas partes de su estructura fueron reutilizadas durante la época bizantina e islámica.
En el interior del Macellum nos encontramos con un patio octogonal del periodo romano con el pavimento en un excelente estado de conservación rodeado por columnas corintias y una fuente en forma de cruz...
...y repartidos por lo que antaño fueron los locales comerciales que daban a este patio, encontramos capiteles, frisos y algunas esculturas que por su forma seguramente tendrían alguna función además de la meramente ornamental.
Frente al Macellum, los cimientos de decenas de construcciones emergen de las arenas del desierto creando una bonita estampa con el perfil de la actual población de Jerash al fondo.
Poco después nos encontramos con los 4 pedestales del Tetrapilón sur, sobre el que se elevaban varias columnas y probablemente una estructura piramidal. Este tipo de construcciones se ubicaban en la intersección de dos grandes ejes urbanísticos tal y como podemos observar en este lugar, donde confluyen el Cardo Massimo y la principal vía que articulaba el tráfico de personas y carruajes de este a oeste y que recibía el nombre de Decumanus.
Continuamos de frente custodiados por imponentes columnas que se elevan hacia el cielo de Jordania a ambos lados del Cardo hasta que llegamos a las inmediaciones de otra colosal construcción conocida como "La Catedral".
A mano izquierda nos encontramos con la monumental entrada al templo romano de Dionisio que data del siglo II d.C. y que posteriormente en el siglo IV fue reconvertido en iglesia Bizantina. Si os atrevéis con la escalinata, al final encontraréis un Santuario dedicado a la Virgen María en el que se conserva una inscripción pintada que menciona a María y los arcángeles Miguel y Gabriel.
Pegada a la entrada de la Catedral nos encontramos con una majestuosa fuente ornamental dedicada a las ninfas que se construyó en el 191 d.C. y que recibe el nombre de Nymphaeum o Ninfeo. Ésta era la principal fuente de la ciudad ya que además de decorar servía para abastecer de agua a sus habitantes. Por este motivo se decoró de una manera tan cuidada con mármoles en el nivel inferior y pinturas en la zona superior. Se cree que el agua brotaba a través de las cabezas de 7 leones tallados que se situaban delante de los agujeros que podemos ver en la primera hilera de hornacinas.
Seguimos avanzando hasta el siguiente punto de interés: el Propylaeum, el lugar que marcaba la entrada a la vía procesional que conducía hasta el templo de Artemisa. Su majestuoso y monumental pórtico tallado junto a las enormes columnas corintias estaban flanqueados por tiendas de 2 plantas que hoy en día están prácticamente derruidas.
Frente al Propylaeum podemos ver los restos de un templo bizantino que se construyó en el siglo VI aprovechando un tramo de las columnas de la vía procesional.
En vez de subir por la escalera en dirección al templo de Artemisa, nosotros optamos por seguir por el Cardo hasta el Tetrapilón Norte, que ha sido restaurado para devolverle todo su esplendor.
Según leímos, fue construido como entrada monumental al teatro Norte y para permitir el paso de carruajes a través de sus cuatro arcadas.
Aquí abandonamos el Cardo para dirigirnos por el Decumanus norte en dirección al teatro Norte, pero si os animáis, podéis seguir unos 250 metros más hasta la Puerta Norte, similar al Arco de Adriano pero más pequeña y menos monumental. En las inmediaciones del Tetrapilón se encuentran los restos de unos gigantescos baños públicos que se conservan tal y como quedaron tras el devastador terremoto que en el año 749 d.C. arrasó Gerasa.
¿Qué sería de una ciudad romana sin su teatro? Pues la antigua Gerasa no nos defraudó ya que por falta de uno tenía dos. El teatro Norte, situado junto al Decumanus del norte, se construyó en el año 165 d.C. y fue utilizado tanto en representaciones teatrales como para las reuniones del consejo de la ciudad. Para entrar hay que cruzar a través de una plaza porticada que nos conduce a una de las puertas por las que podemos acceder a su interior.
Si queréis tener las mejores vistas tanto del teatro como de la puerta norte y el resto de la actual ciudad de Jerash, tendréis que subir hasta las últimas filas de gradas.
Al norte del teatro y mientras nos dirigimos al Templo de Artemisa pasamos junto a los restos de la iglesia bizantina de Isaías, dónde no pasamos más de un par de minutos antes de dirigirnos hacia el templo de la patrona de Gerasa, la diosa de la caza, la virginidad y la juventud que según la mitología griega es la hermana gemela de Apolo e hija de Leto y Zeus.
A pesar de no ser un templo de grandes dimensiones llama mucho la atención por su ubicación, ya que desde allí se pueden contemplar casi la totalidad de las ruinas de la antigua Gerasa, pero sobre todo, por las monumentales columnas corintias que se elevan a la entrada del templo, en cuyo interior existía un santuario recubierto por placas de mármol y adornado por varias estatuas hoy en día desaparecidas.
Frente al templo se intuyen los restos del enorme recinto sagrado de 162x121 metros que estaba completamente rodeado por columnas corintias y en cuyo centro, entre el templo y la escalinata monumental que viene desde el Propylaeum, se erigía un altar al aire libre que era utilizado en las ceremonias religiosas.
Desde el lateral sur de esta explanada hay unas excelentes vistas de la mayor parte del complejo, especialmente de los restos de la Catedral y la iglesia de San Teodoro...
...así como de la reconstrucción de algunos de los sistemas utilizados para hacer llegar el agua a todos los rincones de la ciudad.
Continuamos el recorrido hacia un pequeño grupo de restos situados al suroeste del templo de Artemisa. Se trata del mejor lugar de todo Jerash para contemplar mosaicos romanos, ya que éstos cubrían el suelo de las iglesias de San Cosme y San Damián, la iglesia de San Juan Bautista y la de San Jorge.
Tras contemplar estos mosaicos comenzamos a caminar rumbo a la plaza ovalada y el Teatro Sur de la antigua Gerasa, no sin antes echar un vistazo a las columnas del Decumanus sur, los restos de la iglesia de San Teodoro y el templo de Artemisa al fondo a la izquierda de la siguiente fotografía:
Desde este mismo lugar pero mirando hacia el lugar al que nos dirigimos podemos contemplar en todo su esplendor la plaza ovalada, el templo de Zeus y el Teatro Sur.
Precisamente este teatro es nuestra siguiente parada. Con capacidad para más de 3000 espectadores, era el mayor teatro de la ciudad. Se construyó en el año 90 a.C. bajo el mandato del emperador Domiciano y actualmente tras la restauración de su escenario, se utiliza en el Festival de la Cultura y las Artes que se celebra anualmente en Jerash.
Salimos del teatro para acercarnos hasta el imponente templo de Zeus (año 162 d.C.), del que tan solo se conservan parte de los muros exteriores y algunas de las columnas corintias de 15 metros que lo rodeaban, pero que aun así resulta espectacular.
Desde allí podréis contemplar una magnífica panorámica de todo el sitio arqueológico de Jerash, una excelente manera de poner el punto y final a esta visita antes de enfilar el camino de vuelta hacia el bazar y el aparcamiento situados en las inmediaciones del Arco de Adriano.
Organiza tu visita:
- Horario de verano: abre todos los días de 7:30 a 20:30 (Museo de 8:30 a 18:00)
- Horario de invierno: abre todos los días de 7:30 a 19:00 (Museo de 8:30 a 17:00)
- Duración del recorrido: 2:30 horas
- Entrada al sitio arqueológico de Jerash (año 2014): 8 JOD (10€ aprox.)
- Transporte desde Amman: hay autobuses que salen desde la estación de Abdali, en taxi o alquilando un coche (con o sin conductor). Se tarda unos 45 minutos
- Alojamiento en Jerash: al estar muy cerca de la capital, es mejor alojarse en Amman
5 comentarios:
Me encantan todas las ruinas y civilizaciones antigüas, y esta tiene muuucha historia!!
Te invito a que nos cuentes las 9 cosas que no sabes hacer cuando viajas.
Te invito en esta entrada de mi blog de viajes Anden 27. Espero que te animes a contárnoslo ;)
http://anden-27.blogspot.com.es/2015/02/9-cosas-que-no-se-hacer-cuando-viajo.html - See more at: http://www.dinkyviajeros.com/2015/02/que-ver-en-los-angeles-beverly-hills.html#comment-form
A mi también me fascinan las ruinas y restos arqueológicos de civilizaciones antiguas, y me alegro de que gracias a las labores de reconstrucción y restauración podamos caminar por lugares tan plagados de historia varios miles de años después de su construcción.
Recojo el guante y publicaré en cuanto pueda mi listado de 9 cosas que no se hacer cuando viajo ;)
Un saludo y gracias por tu comentario!
Sin duda alguna, un lugar precioso por el que tiene que ser increíble pasear...
Lo añadimos a nuestra lista de destinos pendientes ;-)
increible ciudad romana. Quienes disfruten visitando ruinas o lugares del imperio no pueden dejar de ver a Jerasa
Poco más que añadir. Es una visita obligatoria si se viaja a Jordania ;)
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