El Mar Muerto

Viajar a Jordania y no bañarse en el Mar Muerto creo que es una combinación que no puede darse. En sus orillas la biblia sitúa ciudades como Sodoma, Gomorra, Adama, Seboim y Segor, así que siguiendo los pasos de personajes tan importantes como Cleopatra o el rey Herodes, nos acercamos hasta el lugar sobre tierra firme más bajo del planeta para probar la extraña sensación de flotar sin esfuerzo a más de 400 metros bajo el nivel del mar.

Situado entre Jordania, Israel y Cisjordania, el Mar Muerto nos engaña con las dos palabras que lo componen, ya que ni es un mar ni está muerto, sino que se trata de un lago salado con una longitud de 76 km y una anchura máxima de 16 km en el que habita un reducido número de microorganismos capaces de sobrevivir en entornos salinos como este.

Hay que tener en cuenta que el Mar Muerto contiene una concentración salina 10 veces superior a la de cualquier océano, lo que hace que sus aguas sean más densas favoreciendo que se pueda flotar sin mayor dificultad, una de las características que le han hecho mundialmente famoso convirtiéndolo en un destino turístico imprescindible en los viajes por Oriente Próximo y Tierra Santa.

La composición de sus aguas gracias a la gran cantidad de minerales disueltos que posee, ha propiciado un turismo terapéutico en el que miles de personas acuden hasta allí cada año para aplicarse baños de barro extraído del fondo del mar que se frotan por el cuerpo y la cara para exfoliar la piel e hidratarla.
Paralelamente ha surgido una potente industria de productos cosméticos fabricados con minerales extraídos del lago que podemos encontrar en cualquier resort situado a orillas del mar Muerto y prácticamente en cualquier tienda de los principales destinos turísticos de Jordania.

Para bañaros en el Mar Muerto hay tres opciones:

• La primera es ir por vuestra cuenta y parar el coche en la cuneta para daros un baño en cualquier punto de su orilla. No recomiendo esta opción porque en algunas zonas vimos que las orillas estaban invadidas por todo tipo de residuos y la mayor parte del lago termina en una zona de difícil acceso desde la carretera. Además, después de bañaros necesitaréis una buena ducha para quitaros la sal.
• La segunda opción es alojaros en alguno de los complejos hoteleros situados a orillas del Mar Muerto. Todos ellos tienen playas privadas acondicionadas para el baño con tumbonas, arena de playa, duchas, toallas e incluso Spas con tratamientos a base de minerales extraídos del lago. Lo único malo es el precio, ya que la habitación doble raramente baja de los 100€ por noche, pero como capricho puede ser una opción totalmente válida.
• La tercera opción es la que elegimos nosotros, y consiste en acceder a una playa privada previo pago de unos 20€ o 30€. Nuestra elección fue Amman Beach, un complejo con vestuarios, duchas, restaurante, tienda de souvenirs, piscinas, sombrillas, tumbonas y unos 200 metros de playa privada. El precio de la entrada 20 JOD (25€ aprox.).

Aunque parezca mentira, después de pagar esta pasta por entrar a una playa, no os esperéis ningún lujo, más bien todo lo contrario.

Los vestuarios/aseos dejan mucho que desear. Yo creo que los limpiarán una vez al día y gracias, así que ir provistos de unas buenas chanclas que os eviten poner los pies en un suelo que más que sucio yo calificaría como antihigiénico.

La zona de piscinas sí que está mejor cuidada y con bastantes lugares donde sentarte o tumbarte al sol o bajo las sombrillas.

Otro punto poco cuidado es la playa, dónde es casi imposible encontrar alguna sombrilla libre (habrá 10 o 12 como mucho) y la arena está sucia, plagada de agujeros y con demasiados trozos de piedra dispersos y semienterrados.

Dicho esto, creo que es la mejor opción para visitar el Mar Muerto y no dejarse un buen puñado de Dinares jordanos, y como las autoridades jordanas (que son los propietarios de esta playa) lo saben, pues se dedican a recaudar dinero de las entradas sin realizar apenas inversiones en su mantenimiento.

Menos mal que cuando fuimos nosotros era ya tarde y no había mucha gente, por lo que pudimos disfrutar de la experiencia de flotar en el Mar Muerto sin agobios. El tacto de la piel cuando sales del agua es extraordinariamente suave, similar a cuando te echas alguna loción aceitosa, pero conviene tener en cuenta algunas cosas:

• ¡No os afeitéis ni depiléis el día antes de ir al Mar Muerto o lo pasaréis realmente mal! Yo tenía los brazos y el cuello un poco quemados y el escozor era más que notable en algunos momentos, así que esos micro-cortes o cualquier herida por pequeña que sea te tiene que hacer ver las estrellas.
• Aunque sea algo obvio y repetido hasta la saciedad ¡No abráis los ojos en el agua bajo ningún concepto! Mira que yo iba con cuidado, pero después de haber estado flotando tumbado sobre el agua me puse de pie y un par de gotas que chorrearon desde el pelo de la cabeza me entraron en los ojos. ¡Qué escozor! ¡Qué ardor de ojos! No veía absolutamente nada, y andar 20 metros a ciegas hasta la orilla sobre un fondo inestable se me hizo eterno. Una vez fuera, me tuve que echar media botella de agua en los ojos para aclararlos.

Para no perder las buenas costumbres, acabamos el día viendo atardecer en este lugar tan extraño como hipnotizante desde el que se puede contemplar el sol escondiéndose tras las montañas de Israel...

...recostados tranquilamente en las tumbonas de la zona de piscinas.

Antes de marcharnos bajamos hasta la orilla del Mar Muerto para darnos un último baño y comprobar cómo, en tan solo unos minutos, las mansas aguas del lago se habían agitado violentamente provocando un oleaje similar al de cualquier océano a pesar de no existir nada más que una suave brisa.

A nuestro lado, un nutrido grupo de jordanos apuraban los últimos rayos de sol en otra playa que suponemos gratuita...

...mientras nosotros nos dirigíamos a las duchas exteriores para no tener que pasar por los vestuarios nada más que para cambiarnos de ropa.

Antes de terminar quería hacer una reflexión, y es que para variar, el ser humano se está cargando el ya de por sí complicado ecosistema del Mar Muerto al reducir notablemente el caudal del río Jordán, su principal aporte de agua, al utilizar gran parte de esas aguas para regar las zonas de cultivos situadas al norte. A esto hay que sumar la existencia de una importante industria encargada de la extracción de sal, yeso, bromuro e hidróxido de potasio situada al sur en la que utilizan la técnica de la evaporación para favorecer la extracción de estos minerales, lo que provoca a su vez el descenso en el nivel de las aguas del mar Muerto poniendo en serio peligro el equilibrio natural del lago.

Algunas zonas de la orilla alejadas de los complejos hoteleros y las playas se veían muy contaminadas desde la carretera, y en las paredes rocosas cercanas al agua se podía distinguir perfectamente cómo el nivel de sus aguas ha ido descendiendo paulatinamente a lo largo de las últimas décadas a un ritmo de 1 metro por año. ¿Permitirán los gobiernos jordano e Israelí que se les seque la gallina de los huevos de oro o pondrán en marcha medidas para evitarlo? El tiempo lo dirá, pero quizá más pronto que tarde tendremos un nuevo motivo de conflicto en una zona muy convulsa en la que todos desconfían de todos.


Organiza tu visita:

• Horario: abre todos los días de 8:00 a 00:00
• Tiempo empleado: 3 horas
• Entrada a la playa pública "Amman Beach" (año 2014): 20 JOD (25€ aprox.)